Eres
un oficial de la policía de Los Ángeles, en el estado de
California. Has tenido la suerte de que tu destino sea ni más ni
menos que Malibú, ese lugar en el que los ricos y famosos han creado
una comunidad de casas de lujo donde las fiestas se prodigan por aquí
y por allá.
Llevas
ya unos meses patrullando por la zona y ya has podido ver a todo tipo
de actores, cantantes y deportistas por estas calles. Sabes que son
personas excéntricas y que muchas de ellas tienen algunos
problemillas con el consumo de ciertas sustancias no legales. De vez
en cuando hay algún aviso porque la fiesta de alguno se ha
desmadrado más de la cuenta y tienes que pasarte por allí a ver qué
pasa.
Pues
bien, a media mañana de un día cualquiera, allá a lo lejos ves
algo raro. Parece un tipo que va corriendo por la calle, pero va
desnudo. Conforme se va acercando, constatas que no lleva ropa, pero
por el color de su piel intuyes que va sangrando. Cuando el melenudo
que va corriendo ensangrentado y desnudo por una calle de Malibú
pasa a la altura de tu coche patrulla, compruebas con estupor que se
trata del guitarrista de Guns N´ Roses, el mítico Slash.
Una
vez que consigues que se pare y se tranquilice, el tipo te cuenta
aterrorizado que mientras estaba en la ducha, ha sufrido el ataque de
un Predator, y que ha podido huir rompiendo a puñetazos la mampara
de la ducha, de ahí los cortes que le hacen sangrar profusamente.
En ese
momento, no puedes evitar pensar en que ese pobre adicto a la droga
con brotes psicóticos ha formado parte de uno de los grupos más
míticos de la historia del Rock, y recuerdas que fueron tan
grandiosos, que en una ocasión se habló de que el mismísimo Dios
colaboró con ellos en un espectáculo, ¿lo recuerdas?.
NOVEMBER
RAIN, BOGOTÁ 1992
Corría
ya bien avanzado el segundo año de la década de los 90. De hecho se
andaba por el penúltimo mes, noviembre y en el último fin de semana
de éste, la banda formada en Hollywood daría dos conciertos, uno
para el viernes y otro para el sábado.
Al
contrario de lo que ocurría por aquellos entonces en la capital
colombiana, el grupo venía en su momento de máximo esplendor, pues
lo habitual era que los grupos pasaran por allí cuando comenzaba el
declive musical. La expectativa de afluencia era bastante buena, pues
los Guns gozaban de un ejército de seguidores en las tierras
cafeteras. Hasta aquí, todo bien.
Se
aproxima la fecha del primer concierto y de repente nos encontramos
con dos problemas de entidad. Uno es que la venta de entradas se ha
realizado de manera irregular y hay más boletos que localidades en
el estadio. El otro es que la lluvia de noviembre amenaza con impedir
que el concierto se celebre.
Llegado
el día del evento, miles y miles de personas que han pagado
religiosamente su entrada se dirigen hacia el estadio de El Campín.
La combinación de lluvia torrencial y gente indignada genera un
cóctel molotov que estalla ante el anuncio de que se suspende el
concierto por las inclemencias meteorológicas. El caos se desata en
los alrededores del estadio de tal manera que los antidisturbios
tienen que intervenir, pues las peleas se prodigan y las piedras
vuelan por doquier. Se han vendido ni más ni menos que 10.000
entradas de más y la marabunta reclama la devolución del dinero.
Sábado,
despierta Bogotá el sábado sin lluvia pero con nubes amenazantes y
con los periódicos locales haciéndose eco del revuelo terrible de
la noche anterior.
Al
igual que la noche anterior, los accesos al estadio se encuentran
masificados de fans desconfiados y desafiantes ante la catástrofe
del viernes. De momento empiezan a entrar lentamente al recinto, pero
el ambiente está caldeado. Todos, incluyendo a los miembros del
grupo, miran con dudas hacia el cielo para comprobar que la cosa se
está poniendo complicada porque se van cerrando las nubes cada vez
más.
Ante
la impaciencia de los asistentes, finalmente deciden comenzar el
concierto, aún a riesgo de poder tener un mortal problema de
electrocución. Aunque los miembros del grupo están asustados, la
música empieza a sonar para calmar a las fieras. La tensión es
palpable, pero las canciones van provocando un efecto tranquilizador.
El
repertorio va avanzando y llega el momento de tocar un tema de los
que más gustan: November Rain. El amigo Axl Rose se pone al piano y
el guitarrista Slash se sienta sobre la tapa de éste. Comienzan a
sonar los primeros acordes del tema, y como si de un acto divino se
tratara, poco a poco comienzan a caer unas gotitas de agua, de manera
que mientras más avanza la canción más llueve. El éxtasis es
supremo, no puede ser verdad, después de tantos problemas e
inclemencias, parece que alguien de ahí arriba creyó conveniente
regalar a los bogotanos una lluviosa noche de noviembre un
espectáculo jamás visto y repetido.
Y sí,
definitivamente, estos Guns N´Roses fueron grandes, muy grandes.
Otra cosa distinta son los problemas de ego de Axl Rose y los de
consumo de drogas de Slash, pero ellos al fin y al cabo, son simples
mortales.
A
continuación os dejo un vídeo del mágico momento en cuestión,
aunque debéis saber que la calidad de la imagen no es buena, se
puede apreciar como nada más terminar la canción, los músicos
deciden parar el concierto debido a que la lluvia es demasiado fuerte
para continuar.
Y
ahora os dejo el videoclip de la canción para que la podáis
disfrutar con buena calidad de sonido.
- Título:
November Rain
- Autor:
Axl Rose
- Año:
1992
- Album:
Use Your Illusion I
- Web oficial:
www.gunsnroses.com
- Partitura: Click aquí
- Letra: Click aquí
- Versiones: David
Garrett
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