Hoy, vamos a retroceder en el tiempo, concretamente al siglo XVI, y vamos a conocer el origen, la evolución y las características de un tipo de música que a pesar del paso del tiempo sigue gozando de cierta notoriedad para grandes músicos y compositores contemporáneos. Hablamos de la Pavana (pavane en inglés).
Para conocer el origen primitivo del término pavane tendríamos que situarnos en la Europa del siglo XVI, en la Europa del Renacimiento, en la mayor explosión artística de la historia de la humanidad que se conoce hasta la fecha, en la época en la que el hombre se convierte en el centro del universo, en la época en la que... en la época en la que una danza procesional comienza a extenderse por toda Europa: La Pavana.
Su nombre guarda varios misterios; unos dicen que procede de Italia, concretamente de Padua; otros, del sánscrito, y se traduce como viento; y los más atrevidos, me da la risa, que proviene de los movimientos elegantes del pavo, en alusión a su estilo de danza. Pero la Pavana no es sólo un tipo de danza, también se le llamaba así a la música que acompañaba esta rara "danza del pavo", de hecho, la danza se estinguió como los dinosaurios y su música aún perdura.
Centrándonos en el aspecto meramente musical y dejando el baile y la farándula a un lado, podríamos señalar a grandes rasgos, como elementos identificatorios de este tipo de música; que comenzó siendo de tiempo lento binario aunque posteriormente evolucionó al 4/4, que raramente aparecían figuras de larga duración (sería dificil con blancas y redondas poder danzar como los pavos ¿no?) y que en la actualidad, esta forma musical está estrechamente ligada con la Gallarda en suites.
Grandes compositores a lo largo de historia, en algún momento de su carrera, han creado increibes melodías bajo el "universo pavano", cito como ejemplos a Maurice Ravel (el del bolero), o Gabriel Faure, del cual nos ocuparemos a continuación.
GABRIEL FAURÉ
El 12 de mayo de 1845 nace en Pamiers (Francia), uno de los grandes compositores franceses de la historia, hablamos de Gabriel Urbain Fauré. A la edad de nueve años (1854) comienza a estudiar en la École de Musique Classique et Religeuse de París donde permanecerá hasta 1866, ese año, se muda a Rennes tras la obtencion del puesto de organista. En 1871 regresaría a París para fundar junto a Saint-Saens (el del carnaval de los animales) y otros músicos no tan contrastados hasta entonces, la Société Nationale de Musique, allí, sería maestro entre otros de Maurice Ravel.
De carácter bastante enamoradizo, y a modo de anécdota, me gustaría comentar el hecho de que su nombre y el de Claude Debussy estuviesen siempre presentes en todos los corrillos musicales de la época debido a que compartían amante, una tal Emma Bardac que posteriormente contraería matrimonio con Debussy... y mira que Francia es grande.
De Faure podríamos decir que se decantó por un sonido lento, discreto y emotivo, que nada o casi nada tenía que ver por ejemplo con sonidos como los del alemán Richard Wagner por ejemplo. Además, siempre componía canciones de corta duración para piano y piezas de cámara.
¡VAMOS A COMERNOS LA PAVA!
Cuando Fauré decide crear esta fantástica pieza lo hace inspirándose en los cuadros impresionistas de aquella época, sobre todo, en uno de los maestros impresionistas de su país natal que no es otro que Monet. Podríamos decir que, de la misma manera en que los colores aparecen desdibujados en un lienzo, la sonoridad de la obra
es ambigua. Las líneas negras no existen en Monet, y Fauré, así mismo,
huye de una melodía demasiado previsible y cerrada.
Pavane fue originariamente una pieza para piano, pero se hizo más conocida la versión de Fauré para orquesta y coro. A continuación paso a desglosar la pieza (información extraida del blog paraenmusicarte.blogspot.com):
- La obra comienza con los violines en pizzicato, en suave arpegio, para dar paso inmediatamente a la flauta travesera, que presenta la dulce y ondulante melodía, en pianissimo. Su armonía se ve complementada con el viento madera: oboes (junto al flautista) y clarinetes. La flauta, de nuevo en solitario, repite la cabeza de la melodía.
- Después, se une la madera (se enfocan un clarinete y un fagot) otra vez. La flauta prosigue con su rol protagonista, ejecutando una suave melodía, casi de encantador de serpientes, a la que se unen los demás vientos, creando un clima misterioso y etéreo, impresionista.
- Las cuerdas, de sonido más sólido, pleno y redondo, retoman el tema inicial, al que responden los vientos en 1:24, contrastando sus densidades sonoras. La melodía se va recubriendo de armonías, enriqueciéndose poco a poco, al mismo tiempo que sube la intensidad.
- Nos sorprende el forte, con todas las cuerdas a la par, en una secuencia descendente, respondida por los vientos (vemos las trompas). Este esquema se escucha cuatro veces, cada vez más agudo, hasta llegar a un tranquilo acorde.
- El tema principal vuelve con solidez, más claro qeu nunca, porque está doblado a la octava superior, lo que le confiere brillantez.Pavane fue originariamente una pieza para piano, pero se hizo más conocida la versión de Fauré para orquesta y coro. A continuación paso a desglosar la pieza (información extraida del blog paraenmusicarte.blogspot.com):
- La obra comienza con los violines en pizzicato, en suave arpegio, para dar paso inmediatamente a la flauta travesera, que presenta la dulce y ondulante melodía, en pianissimo. Su armonía se ve complementada con el viento madera: oboes (junto al flautista) y clarinetes. La flauta, de nuevo en solitario, repite la cabeza de la melodía.
- Después, se une la madera (se enfocan un clarinete y un fagot) otra vez. La flauta prosigue con su rol protagonista, ejecutando una suave melodía, casi de encantador de serpientes, a la que se unen los demás vientos, creando un clima misterioso y etéreo, impresionista.
- Las cuerdas, de sonido más sólido, pleno y redondo, retoman el tema inicial, al que responden los vientos en 1:24, contrastando sus densidades sonoras. La melodía se va recubriendo de armonías, enriqueciéndose poco a poco, al mismo tiempo que sube la intensidad.
- Nos sorprende el forte, con todas las cuerdas a la par, en una secuencia descendente, respondida por los vientos (vemos las trompas). Este esquema se escucha cuatro veces, cada vez más agudo, hasta llegar a un tranquilo acorde.
- Comienza la coda: el final del tema aparece variado y repetido, primero por el viento y luego por la cuerda.
Y ahora disfruten de tan maravillosa pieza.
- Versiones: Hubert Laws y David Guetta
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