A veces, el ser humano tiende a intentar descubrir y buscar cosas nuevas. Guiado por una mezcla de "querer mas y más" y "ser el primero en descubrir tal o cual cosa", ha perdido la perspectiva de valorar o mejor dicho, de ver (porque ni tan siquiera lo percibe), aquello que está frente a él. El mundo gira y gira y no se detiene, y sólo valoramos aquello que no se tiene. En estos tiempos, se le da muchísima importancia a los avances tecnológicos de la sociedad en la que vivimos: todo el mundo quiere tener cada día el mejor smartphone, cambiamos de televisor como de zapatos,... ¿y por qué? pues porque antes ni podíamos hacerlo (poco poder adquisitivo), ni existían estos avances. En la parte opuesta a este interés queda ahora la naturaleza, aquella que tanto nos dió y nos sigue dando a la raza humana pero que estamos tan cansados de ver: montañas, mares y campos son desde hace tiempo imágenes manidas para nuestras retinas, queremos lo nuevo, nos atrae la novedad. Que pobres somos los humanos, algún día nos arrepentiremos.
¿Pero a cuento de qué viene todo esto? Sencillo. Con la música ocurre algo parecido, tratamos de innovar, de buscar nuevos sonidos, de mezclar lo ya mezclado dándole otra vuelta de tuerca más sin darnos cuenta que a nuestro alrededor la naturaleza nos brinda multitud de sonidos con los que poder experimentar increíbles e indescriptibles sensaciones agradables y que por mucho que queramos o nos esforcemos, siempre serán más vírgenes que los sonidos de una mesa de mezclas, de un ordenador o de un smartphone.
En la entrada de hoy os presentaremos dos de los principales, llamémosle "instrumentos" creados por el hombre para disfrutar como nunca de los sonidos que nos brinda la naturaleza y que en raras ocasiones nos paramos a percibir. Esperamos que os guste.
THE SINGING RINGING TREE
Esta primera escultura de arte sonoro de la que hablaremos hoy fue realizada en 2006 en Lacanshire (Inglaterra). Con la construcción de esta estructura de tres metros, y mediante la utilización de diferentes tubos de acero galvanizado, Panopticons Arts (la empresa creadora de la figura), pretendía transformar la energía eólica que nos ofrece el viento en diferentes sonidos; todo un desafío.... pero ¿lo conseguiría? Vean el vídeo.
Viajando ahora desde Inglaterra a Zadar (Croacia), podemos encontrar un increíble y maravilloso "órgano marino", o al menos así parece ser que sería la traducción del nombre croata "Morske Orgulje".
Tras la Segunda Guerra Mundial, la ciudad croata de Zadar quedó muy devastada y gran parte de su litoral quedó transformado en inmensos bloques de hormigón sin ton ni son. Ante la visión de esta imagen tan grotesca de uno de los litorales mas bellos de Europa, el gobierno decidió rediseñar la tan malograda costa para hacerla de nuevo fascinante para residentes y turistas. De se proyecto de "reconstrucción" nació, de las manos de Nikola Bašić este fabuloso "monumento". Este instrumento de música experimental situado bajo los escalones que conducen al mar, y construído mediante un oculto sistema de tubos de polietileno y cavidades resonantes es capaz de transformar los impulsos de las olas del mar en increbles elementos sonoros, toda una delicia si se desea encontrar ese clima de relax que todos alguna vez deseamos.
FICHA TÉCNICA DE LA ENTRADA: No procede.
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