domingo, 22 de noviembre de 2015

WALK ON THE WILD SIDE, de Lou Reed

Andy Warhol
En España a finales de los 70 hasta mediados de los 80 tuvimos una época de enorme evolución cultural y social que es conocida como la Movida madrileña. Y sin lugar a duda, uno de los mayores exponentes de este movimiento es el afamado director de cine Pedro Almodóvar.
Con sus personajes atípicos y su desbordante interés por el travestismo y la prostitución, el director manchego inundó las pantallas de cine de la vetusta España post franquista de unas historias que no todo el mundo estaba preparado para conocer.
No obstante, unos 20 años antes de que en España nos pusiéramos a explorar nuestra cretividad, en Nueva York existió otro movimiento libertino más radical si cabe. Se trata de “The Factory” del artista polifacético y politraumatizado Andy Warhol, que a principios de los años 60 creó un universo paralelo en el que las reglas las ponía uno mismo y en el que los prejuicios no existían.


THE FACTORY, ANDY WARHOL

Siempre se le ha considerado como un genio creativo. Uno de los fundadores principales del llamado Pop Art en Estados Unidos. Un grandísimo generador de tendencias, o como se dice hoy en día, un “Influencer”.
Como su nombre indica, The Factory no era sino una factoría en la cual se reproducían las creaciones artísticas de Andy. Un sitio meramente destinado al trabajo que se convirtió en un lugar de peregrinación en el Nueva York de los años 60 y 70, al que tenías que acceder bajo permiso del anfitrión. Si querías ser alguien conocido en el mundo de la fama, este era tu sitio. No importaba si tu talento era la pintura, la fotografía, la interpretación o un voraz apetito sexual. Sin Andy veía algo en ti, se te abrían las puertas del paraíso.
Aparte de conseguir un buen posicionamiento mediático, también podías disfrutar casi diariamente de orgías al más puro estilo del Imperio Romano, donde los participantes exploraban los límites de su sexualidad. Todo ello bien regado de alcohol y aderezado con todo tipo de drogas, para eso estabas en New York.
En este submundo en el que todos los miembros daban forma a la Factoría había casi de todo. Casi, porque una noche cualquiera, en un garito cualquiera, Andy descubrió a una banda de rock que tenía unas letras bastante ácidas y transgresivas para la época. El consumo de heroína, la transexualidad, el sadomasoquismo eran historias recurrentes en el repertorio de este grupo, por ello y en ese mismo momento comprendió que a su templo le faltaba un grupo de música de cabecera, y Velvet Underground sería el elegido.

LOU REED

Velvet, bajo la representación de Andy Warhol, comenzó una breve carrera musical. Funcionaban, gustaban y no paraban de trabajar. Si bien nunca llegaron a tener grandes ventas, actualmente Velvet Underground está considerado como uno de los grupos más influyentes en la historia del rock. Cada una de sus canciones es un aporte a la historia de este género, aunque es cierto que la calidad de grabación de algunas de sus canciones deja mucho que desear
Uno de sus integrantes, Lou Reed, es sin duda el que ha prosperado más en su carrera post Velvet. Su inconfundible estilo, el color de su voz y su actitud ante la vida han hecho que su música cale hondo.
Formando parte de ese abstracto elenco que pululaba por la Factoría, Reed creyó que este ecosistema merecía ser retratado bajo su particular enfoque. Así pues, trató de musicalizar a alguno de los más célebres personajes que conformaban la cohorte más íntima de Andy Warhol.

Estaba Joe Dallesandro (imagen de la izquierda), un joven de cuerpo esculpido y de rostro angelical que había subsistido en los bajos fondos neoyorkinos vendiendo su cuerpo como chapero. Hombres y mujeres se lo rifaban. En él, Warhol detectó al que a la postre sería uno de sus actores fetiche. Participó en numerosos proyectos artísticos (desde sesiones fotográficas hasta protagonizando películas), en las que casi siempre aparecía desnudo.



Junto al pequeño Joe, el otro fetiche para Warhol era el artista transgénero Holly Woodlawn,(imagen de la derecha). Este puertorriqueño que a pesar de tomar hormonas durante años, nunca quiso ser sometido a una operación de reasignación de sexo. 



  

También andaba por allí Candy Darling (imagen de la izquierda), un transexual que había nacido como James, pero que después de numerosas sesiones de hormonas ser había transformado en una despampanante rubia que comenzaba a hacer sus pinitos en el mundo del teatro junto a un joven Robert De Niro. Para ella, Lou Reed reserva una de las estrofas más calientes de la canción cuando alaba su capacidad para realizar felaciones (en el vídeo han suprimido esta parte de la letra seguramente para evitar que youtube lo censure).
Para cerrar la canción, también quiso hacer mención al artista Drag Queen Jackie Curtis, al que se refiere como “Sugar Plum Fairy”. Una bestia interpretativa que devoraba los escenarios por allá por donde iba.

A cada uno de estos personajes le dedicó una estrofa que indefectiblemente terminaba con la frase que le da nombre a la canción “Hey Babe, take a walk on the wild side”. De esta manera estaba dando a entender que el cantante invitaba al protagonista de cada estrofa a tener sexo con él. Con un ritmo simple, casi pausado, una letra sin complicaciones y una estructura repetitiva esta canción lo tenía todo para no impresionar. Pero el mítico Lou consiguió que más de cuarenta años después sea un tema que sigue sonando en radio y en televisión con cierta asiduidad.


FICHA TÉCNICA DE LA ENTRADA:

- Autor: Lou Reed.
- Título: Walk on the Wild Side.
- Album: Transformer.
- Año de publicación: 1972.
- Sitio web oficial:  www.loureed.com
- Versiones: No se conocen.
- Letra de la canción: Click aquí.
- Partitura: Click aquí .

 

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