Tan solo 14,4 kilómetros
separan la costa gaditana de la marroquí. Una distancia muy pequeña
que constituye la frontera con mayor contraste cultural a nivel
planetario. De un lado Europa y del otro África. Y con ese sueño,
el de alcanzar el bienestar económico y alejarse de las guerras, es
con el que miles de personas atraviesan esa corta separación, aunque
para ello se tengan que jugar su propia vida.
Pero paralelamente a este
trágico movimiento migratorio, existe otro que aunque utilizando las
mismas rutas, tiene otra finalidad completamente distinta. Un flujo
incesante desde Marruecos hasta España de una materia que es
demandada por prácticamente todo el viejo continente: El hachís.
KETAMA, EL RIF
Ketama |
Al
norte de Marruecos, entre las infinitas estribaciones de la
cordillera del Rif, nos encontramos unas grandes hondonadas
pertenecientes a la región de Ketama. En ellas, y hasta más allá
de lo que nuestra nos permite percibir, las plantaciones de cannabis
dan color, olor y sonido en todas las direcciones (los famosos
tambores de
Ketama). Allí, entre la tradición y la ilegalidad nacen
cantidad de variedades de este cultivo gracias a las experimentadas
manos de los agricultores bereberes.
En
esta remota región llevan ya siglos de tradición, ya que fumar Kif
forma parte de su cultura desde hace
siglos, algo tan natural para ellos como para nosotros tomar un café.
De hecho, no es solamente que sea una tradición o una costumbre,
sino que legalmente esta región al norte de Marruecos dispone de un
permiso legal específico para el cultivo y consumo del cannabis.
Más concretamente, el
Sultán Mohammed V (abuelo del actual Rey Mohammed VI), el 12 de
Noviembre de 1932, publicó un Dahir,
(un decreto de las autoridades marroquíes) acordado por el
gobierno del protectorado francés y el propio Sultán, con el fin
de regularizar y adecuar el cultivo de cannabis a la legislación
marroquí. El documento aborda los mercados tanto de tabaco como de
cannabis y asimila más o menos los dos haciéndolos depender de las
mismas normas exactas.
A pesar de que este Dahir
ha sido derogado por siguientes versiones que lo han ido
modificando, hoy en día, los productores de hachís del Rif se
siguen agarrando a él para justificar legalmente su actividad. No
obstante, es conocido que el cultivo del cannabis no se ciñe
únicamente a esta zona, pues la cantidad de dinero que mueve ha
hecho que en otras muchas localizaciones recurran a él, tansformando
a Marruecos como el mayor productor y exportador MUNDIAL de hachís.
BOLLERÉ, RAIMUNDO
AMADOR
Aunque en el mundo de la
música (especialmente en el reggae) existen muchas canciones que
versan sobre el consumo de cannabis, España por ser país vecino e
implicado fuertemente al tráfico y consumo de esta sustancia tiene
una visión privilegiada en este asunto. Como tal, os traemos una
canción española que seguramente conoceréis.
Estamos en Sevilla en los
años 80, y Cathy Claret una rubia explosiva procedente de Francia
venía al sur en busca de locura, fiesta e inspiración. En su
devenir por las calles sevillanas, se cruzó con tres gitanos, los
hermanos Amador, que intentaban buscarse la vida con su flamenquito y
su guitarrita. El flechazo musical fue fulminante: ella buscaba
música que saliera del alma y ellos estaban ávidos de dejarse
llevar por otro tipo de música para fusionar con el flamenco. Una
vez sentados y con ganas de crear música de la buena, tanto los
gitanos como la francesa quisieron aliñar la velada con unos
porritos de hachís rifeño. Pero hubo algo que a los tres gitanos
les llamó poderosamente la atención: el papel de fumar OCB que
Cathy traía en sus bolsillos.
Para los consumidores
españoles de hachís había que andar fabricando un sinnúmero de
inventos para poder fumar el hachís decentemente, pero la llegada
del papel OCB procedente de Francia a manos de los hermanos Amador
fue como una epifanía. La combinación de este fino papel con el
chocolate les resultó insuperable y deliciosa. Tan hondo llegó a
ser el impacto causado, usaron la palabra “Bolloré” que se podía
leer en las cajetillas de OCB para crear una canción que ensalzara y
reflejara el efecto que el cannabis les causaba. Así pues, cada vez
que Cathy volvía a las tres mil viviendas de Sevilla, siempre
llevaba consigo un surtido completo de papelillos OCB para sus
amigos.
Y aunque la canción está
registrada por Cathy, la posterior versión que Raimundo Amador llevó
a cabo con su grupo Arrajatabla supera con creces a la
original.
Aunque para completar,
hemos de decir que la versión que ha circulado a lo largo y ancho
del planeta y que ha dado fama mundial a Raimundo Amador ha sido la
que realizó junto al recientemente fallecido B.B. King.
FICHA TÉCNICA DE LA ENTRADA: No procede
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