domingo, 10 de enero de 2016

BOLLERÉ, de Raimundo Amador

Tan solo 14,4 kilómetros separan la costa gaditana de la marroquí. Una distancia muy pequeña que constituye la frontera con mayor contraste cultural a nivel planetario. De un lado Europa y del otro África. Y con ese sueño, el de alcanzar el bienestar económico y alejarse de las guerras, es con el que miles de personas atraviesan esa corta separación, aunque para ello se tengan que jugar su propia vida.
Pero paralelamente a este trágico movimiento migratorio, existe otro que aunque utilizando las mismas rutas, tiene otra finalidad completamente distinta. Un flujo incesante desde Marruecos hasta España de una materia que es demandada por prácticamente todo el viejo continente: El hachís.
 
KETAMA, EL RIF

Ketama
Al norte de Marruecos, entre las infinitas estribaciones de la cordillera del Rif, nos encontramos unas grandes hondonadas pertenecientes a la región de Ketama. En ellas, y hasta más allá de lo que nuestra nos permite percibir, las plantaciones de cannabis dan color, olor y sonido en todas las direcciones (los famosos tambores de Ketama). Allí, entre la tradición y la ilegalidad nacen cantidad de variedades de este cultivo gracias a las experimentadas manos de los agricultores bereberes.
En esta remota región llevan ya siglos de tradición, ya que fumar Kif forma parte de su cultura desde hace siglos, algo tan natural para ellos como para nosotros tomar un café. De hecho, no es solamente que sea una tradición o una costumbre, sino que legalmente esta región al norte de Marruecos dispone de un permiso legal específico para el cultivo y consumo del cannabis.
Más concretamente, el Sultán Mohammed V (abuelo del actual Rey Mohammed VI), el 12 de Noviembre de 1932, publicó un Dahir, (un decreto de las autoridades marroquíes) acordado por el gobierno del protectorado francés y el propio Sultán, con el fin de regularizar y adecuar el cultivo de cannabis a la legislación marroquí. El documento aborda los mercados tanto de tabaco como de cannabis y asimila más o menos los dos haciéndolos depender de las mismas normas exactas.
A pesar de que este Dahir ha sido derogado por siguientes versiones que lo han ido modificando, hoy en día, los productores de hachís del Rif se siguen agarrando a él para justificar legalmente su actividad. No obstante, es conocido que el cultivo del cannabis no se ciñe únicamente a esta zona, pues la cantidad de dinero que mueve ha hecho que en otras muchas localizaciones recurran a él, tansformando a Marruecos como el mayor productor y exportador MUNDIAL de hachís.

BOLLERÉ, RAIMUNDO AMADOR

Aunque en el mundo de la música (especialmente en el reggae) existen muchas canciones que versan sobre el consumo de cannabis, España por ser país vecino e implicado fuertemente al tráfico y consumo de esta sustancia tiene una visión privilegiada en este asunto. Como tal, os traemos una canción española que seguramente conoceréis.

Estamos en Sevilla en los años 80, y Cathy Claret una rubia explosiva procedente de Francia venía al sur en busca de locura, fiesta e inspiración. En su devenir por las calles sevillanas, se cruzó con tres gitanos, los hermanos Amador, que intentaban buscarse la vida con su flamenquito y su guitarrita. El flechazo musical fue fulminante: ella buscaba música que saliera del alma y ellos estaban ávidos de dejarse llevar por otro tipo de música para fusionar con el flamenco. Una vez sentados y con ganas de crear música de la buena, tanto los gitanos como la francesa quisieron aliñar la velada con unos porritos de hachís rifeño. Pero hubo algo que a los tres gitanos les llamó poderosamente la atención: el papel de fumar OCB que Cathy traía en sus bolsillos.

Para los consumidores españoles de hachís había que andar fabricando un sinnúmero de inventos para poder fumar el hachís decentemente, pero la llegada del papel OCB procedente de Francia a manos de los hermanos Amador fue como una epifanía. La combinación de este fino papel con el chocolate les resultó insuperable y deliciosa. Tan hondo llegó a ser el impacto causado, usaron la palabra “Bolloré” que se podía leer en las cajetillas de OCB para crear una canción que ensalzara y reflejara el efecto que el cannabis les causaba. Así pues, cada vez que Cathy volvía a las tres mil viviendas de Sevilla, siempre llevaba consigo un surtido completo de papelillos OCB para sus amigos.
Y aunque la canción está registrada por Cathy, la posterior versión que Raimundo Amador llevó a cabo con su grupo Arrajatabla supera con creces a la original.


Aunque para completar, hemos de decir que la versión que ha circulado a lo largo y ancho del planeta y que ha dado fama mundial a Raimundo Amador ha sido la que realizó junto al recientemente fallecido B.B. King.


FICHA TÉCNICA DE LA ENTRADA: No procede



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