domingo, 6 de diciembre de 2015

JOLENE, de Dolly Parton

El 25 de noviembre de 1960, los cuerpos de las tres hermanas Mirabal se encontraron en el fondo de un acantilado en la costa de la República Dominicana. Aquel acontecimiento, que fue vendido a la prensa como un trágico accidente por Trujillo, el dictador dominicano que dio la orden de acabar con ellas, contribuyó a despertar la conciencia entre la población, que culminó, seis meses después, con el asesinato del caudillo.
Este terrible crimen perpetrado bajo las órdenes de Trujillo, uno de los más sádicos dictadores del pasado siglo, caló tan hondo en la conciencia global, que años después en el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, se decidió marcar el 25 de noviembre como el Día Internacional de No Violencia contra las Mujeres, en memoria de las hermanas Mirabal.
Aunque hoy en día se sigue tratando de un serio problema, es cierto que a nivel sociológico y legal se ha avanzado muchísimo en esta materia. Labor que ha sido el fruto de la lucha de numerosas personas y gobiernos concienciados.
Pues bien, en el mundo de la música existen géneros que son más tradicionalistas que otros, de manera que en las propias canciones se puede identificar claramente el grado de machismo que destilan. Y para eso, nada como la música country.
Ojo, no estamos diciendo en este blog que el country sea un tipo de música para neandertales, porque dentro de este género hay absolutamente de todo. No obstante, la entrada de esta semana habla de un tipo de machismo surgido desde la propia mujer. 

JOLENE, DE DOLLY PARTON

Dolly Parton
Hablar de Dolly Parton en el universo de música Country es como decir que Elvis es el Rey del Rock o que Michael Jackson lo es del Pop. Básicamente, esta señora de avanzada edad es el máximo exponente, la figura femenina más importante en el Country. Es la Reina a secas.
Nacida hace ya casi 70 años en un pueblucho miserable en el estado de Tennessee, era la cuarta de doce hermanos y vivían en una destartalada cabaña de una sola habitación.
Como era de esperar en aquella época y en aquel estado, sus padres eran unos fervorosos creyentes que participaban en absolutamente todos los oficios religiosos que su iglesia les ofrecía. Así pues, la pequeña Dolly entró en contacto con la música a través de la religión, ya que a muy temprana edad se puso de manifiesto su grandísimo talento en la propia iglesia.
Tras una serie de afortunados acontecimientos, esta joven de voz angelical consiguió trasladarse con apenas 18 años a Nashville, donde gracias a la ayuda de un tío materno pudo introducirse en la esfera musical. Por todo ello, es decir, por ser sureña, tener una voz angelical y por encontrarse en el lugar más importante para el género country, todo estaba dispuesto para una fulgurante carrera. Algo que evidentemente, así ocurrió.
Pues bien, como es sabido, la música sueña se ha caracterizado por ser dominio de letras que encierran un machismo muy tradicionalista. El vaquero que disfruta en un burdel con mujeres y alcohol, el ganadero que echa de menos a una amante, las interminables jornadas de trabajo en el rancho, el tipo duro que defiende el honor de su chica etc.… eran la temática dominante. Y cuando las canciones versaban sobre mujeres, algo muy común era ensalzar las virtudes de la buena esposa católica, ama de casa eficiente que atendía con ardoroso fervor los asuntos de Dios y los de su marido.
Esto no era ni más ni menos que el reflejo del día a día de cualquier mujer que viviera en cualquiera de los estados de la profunda Norteamérica en aquella época. Y aunque Dolly fuera una guapa, joven y una triunfal estrella del country, no estaba exenta de comportarse como una buena esposa sureña.

Las sospechas comenzaron cuando su marido comenzó a realizar numerosas y continuadas visitas al banco, supuestamente para revisar las cuentas. Tal era la duración de esas visitas y la frecuencia con las que la hacía, que ella comenzó a darle vueltas al asunto. Así que tras preguntar insistentemente a su esposo, decidió ir ella misma al banco.
Para su horror, que en la sucursal había una trabajadora de castaña melena y ojos verdes que con su belleza dejaba sin aliento. Se trataba de la chica con la que su marido trataba los asuntos financieros, pero al no tener pruebas de infidelidad alguna, decidió no tomar cartas en el asunto.
Poco tiempo después, estando ambos en el lecho marital, su esposo empezó a hablar en sueños. Algo normal para cualquier persona, pero en su caso, pronunció el nombre de la susodicha empleada bancaria. De esta manera, Dolly comenzó seriamente a temer por su matrimonio. Ante esto, ni corta ni perezosa, quiso intervenir en este asunto a la manera sureña: se fue al banco, pidió audiencia con la mujer que quitaba el sueño a su marido y le pidió que se alejara de él. Que ella era una mujer que podía elegir entre un mar de hombres, pero que para Dolly su marido lo era todo. Que supiera que lo que para la muchacha era un capricho de un día, para la estrella del country era el amor de su vida.
De esta manera, la fiel esposa conseguía a través de un machismo auto infligido (si es que existe este término) zanjar este asunto. Y unos años después, tras finalizar un concierto se acercó para saludar a sus fans. Entre mucha gente, quiso hablar a una niña y le preguntó su nombre. La respuesta de la pequeña fue la palabra que sirvió a Dolly para poner un nombre ficticio a aquella joven empleada bancaria y cantar así su propia historia.


Dejando atrás la interpretación sociológica (muy personal) que acabáis de leer, estamos ante una preciosa canción que en su simplicidad encuentra su brillantez. La guitarra y la voz de Dolly Parton forman un dúo perfecto que ha conseguido que esta canción esté dentro de las 500 canciones más importantes de la historia de la música, según la revista Rolling Stone. Aparte de un éxito comercial sin precedentes dentro del género country, se trata de un tema que ha sido versionado en multitud de ocasiones por todo tipo de artistas (algunas de estas podéis verlas en la ficha técnica).
Para finalizar, y sin que sirva de precedente, os dejo no una versión sino una reinterpretación, y me explico. La canción que vais a oir a continuación es el resultado de ralentizar el ritmo de repdroducción de la canción original un 25%. No solo baja la velocidad, sino que el tono se agrava considerablemente. Comprobaréis con sorpresa, que esta variación hace este tema más bonito si cabe.


FICHA TÉCNICA DE LA ENTRADA:

- Autor: Dolly Parton
- Título: Jolene.
- Album: Jolene.
- Año de publicación: 1973.
- Letra de la canción: Click aquí
- Partitura: Click aquí.








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