sábado, 5 de septiembre de 2015

EL PADRINO (The godfather), de Nino Rota

Por fin ha llegado el momento que estabas esperando. Has aterrizado en el aeropuerto de Ciampino, al sureste de Roma, el destino que elegiste unos meses atrás para pasar esos días libres que te quedaban por gastar.

Aunque estás seguro de que has acertado en el destino elegido dentro de Italia, esa decisión implica descartar otros muy apetecibles destinos dentro de este espléndido país. De hecho, de la criba final salieron dos candidatos: La città eterna (Roma) y el Vesubio (Nápoles).
Después de darle muchas vueltas y hacer un listado de los pros y los contras de cada lugar, hay un aspecto que hace que finalmente sea Roma la elegida. Resulta que tienes pensado alquilar un coche y utilizarlo para moverte a tu antojo, y tras hablar con gente que ha estado por el sur de Italia, llegas a la conclusión de que la presencia de la Mafia a lo largo y ancho de toda la región te da grima. Crees que sería terrible meterte a circular por lugares en los que se dice que hasta la policía está comprada por los mafiosos, sitios en los que se producen robos a turistas y sitios en los que es mejor no estar a partir de la puesta del Sol.

Pues bien, satisfecho con tu planificación y tus decisiones te diriges a alquilar el coche en el mismo aeropuerto. Te dan las llaves, cargas el vehículo y directo a Roma, eso sí, usando el GPS de tu teléfono. Apenas pasan unos 5 minutos desde que has salido y alguien te llama al móvil, con lo cual se pierde la conexión con los satélites. Así que después de colgar la llamada, el GPS se vuelve a iniciar con el temido “recalculando ruta”. De manera súbita, te indica que gires hacia la derecha, pero intuyes que algo va mal, pues las señales indican que debes seguir recto para llegar a la ciudad. Ante la duda, decides hacer caso al cacharrito y entras en un barrio periférico a las afueras. En ese momento te das cuenta de que la has cagado, y cuando estás a punto de volver por tus pasos, a lo lejos vislumbras una enorme iglesia. Así que decides que quizás merezca la pena visitarla y te dispones a acercarte para aparcar.

Pero para tu sorpresa, “los Carabinieri” tienen cortados todos los accesos a la iglesia y te obligan a aparcar a unos 300 metros. Ni corto ni perezoso bajas del coche dispuesto a andar lo que queda del trayecto, pero una vez que estás al pie de la Iglesia de Don Juan Bosco (así es como se llama) te quedas petrificado ante el dantesco espectáculo que pasa ante ti.
Se trata de un entierro, pero no uno cualquiera, pues resulta que ha fallecido es Vittorio Casamonica. Tú no sabes quién era, pero empiezas a sospecharlo. El féretro va dentro de una carroza fúnebre tirada por 6 caballos negros. Tanto la carroza como los animales van elegantemente decorados con elementos de oro. Tras ellos, los familiares del finado van llorando de manera desgarradora, casi al borde del desmayo. Y para terminar el cortejo, una banda va tocando la música de “El Padrino”.

Jamás en tu vida pensarías que ibas a presenciar el funeral de un mafioso, y aún menos en la mismísima capital de Italia. Pero si creías esta situación no podía ser más surrealista, te equivocabas. En la fachada de la iglesia se ven unos enormes carteles en los que se nos muestra a un Vittorio Casamonica vestido como el papa con una leyenda que dice “El Rey de Roma”. Como broche final, ves que a la salida de la comitiva tras los santos oficios los familiares del jefe del clan se desplazan en un helicóptero a baja altura tirando pétalos de rosa.
Con sudores fríos bajando por la espalda, la mandíbula aún desencajada y el corazón acelerado, te vuelves hacia tu coche dándote cuenta de que las organizaciones mafiosas son como las partículas subatómicas: no las ves, pero ahí están siempre. 

EL PADRINO

Si bien podemos afirmar que todo de esta película es excelso, aquí nos ceñiremos (como no puede ser de otra manera a la parte musical, de la cual resaltaremos sus dos principales temas: el de “El Padrino” y el de “Michael Corleone”.
El tema del Padrino es un vals tradicional en cuya instrumentación se han incluido numerosos elementos de la música tradicional italiana, como puede ser el uso de mandolinas, acordeones y guitarras. De esa manera se recuerda el origen Sicilano de la familia Corleone.
Pero este vals no pertenece al Padrino, “Don Vito Corleone”, sino más bien al cargo que ostenta, y me explico: Cada vez sale en pantalla, que toma una decisión o que se produce una muerte o un tiroteo organizado por él, suena esta música. No obstante, cuando su hijo Michael hereda el cargo tras el fallecimiento de Don Vito, esta canción es la que se usa para cada acto delictivo que el nuevo Padrino comete.



Para el tema de Michael se utilizó una canción conocida como “Canción Siciliana”. A diferencia del tema del Padrino, en este caso se trata de ambientar sucesivos episodios de la vida de Michael Corleone, ese joven idealista que aunque inicialmente reniega de la tradición mafiosa familiar, poco a poco se va introduciendo en ese mundo que él despreciaba. Así pues, mediante esa canción de amor vemos como el futuro Padrino se va transformando poco a poco en un ser cada vez menos sentimental y humano, hasta el punto de convertirse en un Padrino más letal y vengativo de lo que fue su padre, Don Vito. El joven Michael enamorado, pasa con los años a ser el viejo Don, sólo y atormentado por su pasado.


FICHA TÉCNICA DE LA ENTRADA:

- Autor: Nino Rota. 

- Título: Banda Sonora El Padrino. 

- Año de publicación: 1972. 

- Partitura: Click aquí.








No hay comentarios:

Publicar un comentario